Sídney, Australia.– Al menos 15 personas murieron y más de 40 resultaron heridas tras un atentado terrorista de carácter antisemita ocurrido la tarde del 14 de diciembre de 2025 durante la celebración del primer día de Janucá, en el evento comunitario “Chanukah by the Sea”, organizado por Chabad of Bondi en Archer Park, a pocos metros de Bondi Beach.
El ataque, perpetrado alrededor de las 6:45 p. m. hora local, ha sido calificado por las autoridades como el incidente terrorista más grave en la historia de Australia y el tiroteo masivo más mortífero desde la masacre de Port Arthur en 1996. Cerca de mil personas, entre familias, niños y adultos mayores, participaban en la actividad, que incluía música, encendido de la menorá y una comida comunitaria.
Entre las víctimas mortales figuran niños, un sobreviviente del Holocausto identificado como Tibor Weitzen, de 78 años, ciudadanos de Israel y Francia, así como el rabino asistente Eli Schlanger, de 41 años, uno de los principales organizadores del evento y emisario de Chabad durante casi dos décadas. Varias de las personas heridas permanecen en estado crítico, incluidos dos agentes policiales que respondieron al ataque.
Según la investigación preliminar, los atacantes fueron un padre y su hijo, Sajid Akram, de 50 años, y Naveed Akram, de 24. El primero murió abatido por la Policía en el lugar, mientras que el segundo resultó gravemente herido y permanece hospitalizado bajo custodia policial. Las autoridades informaron que ambos utilizaron rifles de fuego largo adquiridos legalmente. En el vehículo utilizado para llegar al lugar del ataque se hallaron además tres artefactos explosivos improvisados, dos de los cuales fueron desactivados inicialmente y un tercero localizado posteriormente.
De acuerdo con la Policía de Nueva Gales del Sur, los agresores abrieron fuego desde un puente peatonal cercano al parque, generando escenas de pánico generalizado. El tiroteo se extendió por entre siete y once minutos, durante los cuales numerosas personas huyeron hacia la playa, las calles aledañas o se ocultaron para salvar sus vidas.
Las autoridades confirmaron que el ataque estuvo motivado por el odio antisemita y que existen indicios de inspiración en el extremismo islámico, tras el hallazgo de banderas del autodenominado Estado Islámico en el vehículo de los agresores. Naveed Akram había sido investigado en 2019 por la agencia de inteligencia ASIO por vínculos con personas radicalizadas, aunque en ese momento no fue considerado una amenaza inminente.
Durante el caos, se produjo un acto que las autoridades han calificado como heroico. Ahmed al-Ahmed, comerciante local de 43 años, logró desarmar por la espalda a uno de los atacantes, acción que habría evitado una mayor masacre. Al-Ahmed resultó herido de bala y fue sometido a una cirugía de emergencia, evolucionando de forma favorable. Su acción ha generado una ola de solidaridad y donaciones que superan el millón de dólares australianos.
El primer ministro Anthony Albanese condenó el ataque como “un acto de puro mal, antisemitismo y terrorismo” y anunció la convocatoria de un gabinete nacional de emergencia. Asimismo, adelantó un endurecimiento de la legislación sobre armas, incluyendo límites más estrictos a la cantidad de armas por persona y la revisión del Acuerdo Nacional de Armas. El Gobierno federal también dispuso un aumento inmediato de los fondos para la protección de la comunidad judía en todo el país.
Reacciones de condena se produjeron a nivel internacional, con pronunciamientos de líderes como el rey Carlos III, el papa, el presidente de Israel Isaac Herzog y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entre otros. En Australia, se decretaron banderas a media asta y se organizaron vigilias en Sídney y Melbourne, mientras varios eventos de Janucá fueron cancelados por razones de seguridad.
El atentado ocurre en un contexto de aumento de incidentes antisemitas en Australia desde 2023, incluyendo ataques a sinagogas, actos vandálicos y agresiones, lo que ha reavivado el debate sobre el extremismo, la seguridad comunitaria y las brechas existentes pese a las estrictas leyes de control de armas del país.
Las investigaciones continúan a cargo de la Policía de Nueva Gales del Sur, en coordinación con agencias federales y de inteligencia, mientras Australia guarda luto por una de las jornadas más trágicas de su historia reciente.

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