Lancaster, Carolina del Sur. — La tranquilidad de esta ciudad quedó estremecida tras el arresto de Donny Ray Birchfield Jr., hijo de un pastor bautista local, acusado de haber mantenido a cuatro personas cautivas durante años en el sótano de su casa. Las autoridades describen el lugar como una auténtica “casa del horror”.
El caso salió a la luz el pasado 25 de julio, cuando agentes de policía acudieron a la residencia de Birchfield para investigar la muerte de una mujer. Según el reporte oficial, la víctima había fallecido un día antes, tras presuntamente haber sido privada de alimento, agua y atención médica.
Durante la inspección de la vivienda, las autoridades encontraron a tres personas más retenidas contra su voluntad: el esposo de la mujer fallecida y dos mujeres con quienes el acusado mantenía relaciones sentimentales. Las investigaciones señalan que una de ellas vivía en la casa desde septiembre de 2024, mientras que la otra habría permanecido confinada desde 2015, lo que significaría casi una década de cautiverio.
Los testimonios recabados revelan un patrón de violencia y control absoluto. Birchfield no solo habría ejercido abuso físico sobre las víctimas, incluyendo episodios de estrangulamiento, sino que también las amenazaba asegurando que sabía cómo “deshacerse de un cuerpo por experiencia”. De acuerdo con el informe policial, él controlaba los teléfonos celulares para impedir que pidieran ayuda, decidía cuándo podían comer, cuándo podían usar el baño y restringía su movilidad dentro de la vivienda. A ello se suma la explotación económica: entre 2021 y 2023, el acusado habría utilizado las tarjetas de crédito de la pareja para realizar compras en línea por más de 4,000 dólares y cubrir deudas personales.
El 1 de agosto, Birchfield fue arrestado y se le imputaron 16 cargos, entre los que figuran abuso y explotación de adultos vulnerables, encarcelamiento falso, violencia doméstica agravada, robo y fraude financiero. Permanece detenido bajo una fianza de 150,000 dólares, mientras la fiscalía y la policía avanzan en la investigación. Las autoridades no descartan la presentación de nuevos cargos, en particular una acusación de homicidio, conforme se esclarezcan las circunstancias de la muerte de la mujer y se reconstruya la línea de tiempo de los cautiverios.
La revelación del caso ha causado conmoción en Lancaster, no solo por la magnitud de los hechos, sino porque Birchfield mantenía una vida aparentemente normal, compartiendo imágenes familiares en redes sociales. Su hermana publicó un mensaje en el que pidió detener las “especulaciones” y “chismes” sobre su familia. Sin embargo, fiscales y expertos legales recalcan la gravedad del caso, subrayando que se trata de víctimas consideradas “adultos vulnerables” y que el prolongado cautiverio agrava aún más las imputaciones.
La comunidad sigue consternada ante lo que ya se perfila como uno de los episodios más perturbadores de abuso y explotación en la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario