El consumo de drogas representa uno de los problemas de salud pública más graves y crecientes en todo el mundo. Según datos recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), más de 296 millones de personas usaron drogas al menos una vez en 2021, y cerca de 40 millones presentan trastornos graves por consumo.
Sin embargo, algunos países enfrentan una situación mucho más crítica que otros. A continuación, presentamos los cinco países con mayor cantidad de personas adictas a las drogas y el tipo de sustancia que más predomina en cada uno.
Irán: la capital mundial del consumo de opioides
Irán encabeza la lista con una de las tasas más altas de adicción a drogas ilegales del mundo. Se estima que alrededor del 2.8 % de su población mayor de 15 años consume regularmente drogas, siendo los opioides, especialmente el opio crudo y la heroína, las sustancias más consumidas.
Esto se debe, en parte, a su proximidad con Afganistán, el mayor productor mundial de opio, y a una crisis estructural en el abordaje de la salud mental. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, el narcotráfico y la estigmatización del tratamiento siguen dificultando soluciones efectivas.
Pakistán: el peso de la heroína en una crisis silenciosa
En Pakistán, más de 6.7 millones de personas consumen drogas, de las cuales al menos 2 millones se consideran adictas, según informes de la ONU. La heroína es la droga más popular, seguida por el hachís, los sedantes y los analgésicos opioides.
Pakistán también sufre los efectos del narcotráfico proveniente de Afganistán y la falta de campañas educativas efectivas. El acceso fácil a narcóticos en zonas rurales y el desempleo juvenil agravan la situación.
Estados Unidos: la epidemia del fentanilo y otras drogas sintéticas
Estados Unidos no solo lidera en número absoluto de consumidores, sino también en muertes por sobredosis. Unas 46 millones de personas consumen drogas ilegales, y más de 100,000 muertes por sobredosis se registraron en 2022.
La droga más consumida es la marihuana, aunque el fentanilo, un opioide sintético extremadamente potente, ha sido responsable de la mayoría de las muertes recientes. Otras sustancias comunes incluyen la metanfetamina, la cocaína y los tranquilizantes recetados.
Sierra Leona: la devastación del “kush”
Sierra Leona vive una crisis poco visibilizada: la adicción al llamado “kush”, una mezcla extremadamente peligrosa de marihuana, productos químicos, tranquilizantes y residuos humanos.
Este cóctel ha provocado una epidemia silenciosa que afecta principalmente a los jóvenes. El sistema de salud, con recursos limitados, está colapsando ante la cantidad de usuarios con daños neurológicos severos, cuadros psicóticos y comportamientos erráticos. La falta de regulaciones, junto a la pobreza extrema, alimenta esta catástrofe.
Nigeria: opioides y calmantes como nueva amenaza
En Nigeria, el problema gira en torno al abuso de opioides sintéticos, especialmente el tramadol, el tapentadol, el diazepam y el carisoprodol. Se estima que más de 14 millones de personas consumen algún tipo de droga, siendo los jóvenes los más afectados.
El acceso irregular a medicamentos controlados, sumado a la poca vigilancia en farmacias, ha generado un mercado negro floreciente. Además, el uso recreativo de medicamentos para el dolor ha adquirido un carácter cultural en algunas regiones.
Una guerra silenciosa
Aunque cada país enfrenta su propia realidad, todos coinciden en que el consumo de drogas ha escalado a niveles alarmantes. La variedad de sustancias va desde la heroína y el fentanilo hasta mezclas caseras como el “kush” y medicamentos farmacéuticos. La solución no es única: requiere educación, atención médica accesible, regulación efectiva y, sobre todo, voluntad política.
Los efectos de esta crisis no solo se reflejan en la salud individual, sino también en la economía, la seguridad y el tejido social. Ignorarla ya no es una opción.
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