Cuando MTV nació, allá por 1981, se prometía algo distinto: un canal dedicado a la música, a la creatividad visual, a artistas capaces de articular emociones mediante sonido e imagen, y a audiencias que querían algo más que escapar cotidiano. Con el tiempo, esa promesa se ha erosionado, sustituida por realities baratos, dramas prefabricados, vulgaridad estética, una obsesión con la audiencia juvenil a costa de la calidad, y un vacío intelectual preocupante.
Algunos ejemplos concretos del desastre
1. Reality Shows que glorifican lo más bajo
Programas como Jersey Shore, Sixteen and Pregnant, Teen Mom, Skins (versión británica/remake), etc., no aportan reflexión ni arte; lo que hacen es amplificar conflictos triviales, sexualidad expuesta, embarazo adolescente sin el mínimo intento de plantear un contexto crítico, ética y consecuencias reales. La crítica incluso señala que estos shows no solo entretienen, sino que explotan emocionalmente a jóvenes personas para generar ratings.
2. Manipulación del “realismo”
La “realidad” de estos programas es en muchos casos construida, manipulada por edición o direccionamiento de lo que sucede. Algunos participantes han denunciado que escenas clave fueron preparadas, regrabadas, o editadas para maximizar drama. MTV ha sido señalado muchas veces por “fingir lo real” para generar conflicto y sensacionalismo.
3. Reducción del canal a un flujo continuo de basura
Hay un fenómeno que varios críticos llaman “programación relleno” o “vacío creativo”. Un ejemplo es el show Ridiculousness, que en 2020 ocupaba una enorme parte de la programación de MTV (en algunas semanas cerca de 2/3 del horario semanal). Repeticiones, contenido “escapista” que ni siquiera pretende generar ideas, solo “llenar horas”.
4. Pérdida de diversidad, promoción de lo superficial
En sus inicios, MTV enfrentó acusaciones de racismo por su programación inicial: de los primeros cientos de videos emitidos, muy pocos eran de artistas negros. Con el paso del tiempo se corrigió parcialmente, pero quedó una marca. También hubo críticas sobre sexismo, objetificación de mujeres en los videos, un uso constante de imágenes vistosas sin sustancia, de estética rápida, de cuerpo y sexualidad como espectáculo más que como expresión.
5. El cierre o transformación de los canales musicales clásicos
Un hecho reciente (octubre de 2025) confirma lo inevitable: varias de las señales de MTV dedicadas a videos musicales (“MTV Music”, “MTV 80s”, “MTV 90s”, “Club MTV”, “MTV Live”) dejarán de emitirse a partir del 31 de diciembre de 2025. Quedará el canal principal, que hoy está mucho más centrado en realities como Catfish o The Challenge, que en música.
Esto no es solo un cambio de nombre: es el signo de que lo que alguna vez fue el centro —la música, los videoclips, el descubrimiento artístico— ha sido desplazado por lo que da audiencia fácil, y por lo que cuesta poco producir.
¿Qué se ha perdido? ¿Por qué duele tanto?
A. Intelectualidad frente a gratuitidad
Cuando MTV mostraba videos de artistas que rompían moldes, cuando hacía programas musicales en los que había crítica, entrevistas profundas, labores de curaduría visual, se respiraba una atmósfera en la que se puede pensar, sentir, cuestionar. Todo eso se ha ido convirtiendo en un trasfondo que da paso a lo superficial: peleas de borrachos, romances prefabricados, embarazos adolescentes como espectáculo, uso de vulgaridades como gancho, scripting de conflictos.
Se ha sustituido la reflexión por la provocación barata. Lo que en un momento fue rebeldía artística, se convirtió en provocación sin propósito, en simple distracción.
B. Comercialización desenfrenada
MTV ya no parece preocuparse por construir cultura; está metida en vender estilos de vida, productos, estética, corporalidad, sensualidad, conflictividad. La audiencia no está invitada a pensar sino a consumir: consumir imágenes, emociones inmediatas, modas, espectáculos. Los patrocinios, la publicidad, la necesidad de ratings parecen dictar cada decisión creativa.
Los reality shows, las repeticiones constantes, los shows con “personalidades” polémicas que generan memes, escándalos, cotilleo: todo ello cuesta poco comparado con producir música, documentales, contenido de alta calidad. Y genera un retorno inmediato. Ese retorno parece ser la brújula que hoy guía a MTV.
C. Efecto en la cultura juvenil y en la percepción de lo que vale la pena
Si denuncias sobre voyeurismo mediático, sobre verdad mediada, sobre valores pobres que son puestos en pantalla con más frecuencia que valores como la honestidad, la curiosidad, el esfuerzo intelectual, son correctas, lo que se transmite es que lo superficial importa más que lo profundo; el impacto inmediato importa más que el legado; el escándalo importa más que la empatía, la reflexión, la creación.
Una generación que crece en un ambiente donde ser famoso depende de provocar, o de tener drama en la vida personal, donde ser víctima o agresor mediático da visibilidad, puede internalizar una arquitectura mental en la que la valía se mide por la atención recibida, y no por el contenido, la calidad, la trayectoria.
¿Ha habido algo bueno? Contextualizar para entender
No todo lo que hace MTV es indigno; al inicio cumplió una función vital: conectó música, video y juventud, popularizó géneros que antes no tenían acceso visual masivo, dio plataforma a artistas emergentes, ayudó a cambiar estéticas audiovisuales, subculturas. Ese mérito existe, y merece reconocimiento.
Pero uno de los mayores crímenes culturales de MTV es que ese legado no se defendió, no se extendió, se abandonó. Y que hoy la marca se aferra al nombre, al branding, pero ya no a la causa.
Reflexión final (sin sentimentalismo)
El gran problema ya no es sólo lo que MTV hace, sino lo que deja de hacer: dejar de ser puente entre arte y público, dejar de ofrecer espacios para pensar, para emocionarse más allá de lo obvio, para crecer. En lugar de ello, prefiere lo fácil: lo polémico, lo estruendamente visual, lo efímero. Ha transformado cultura en consumo inmediato, arte en espectáculo banal, música en fondo de página.
MTV ha anunciado que cerrará muchas de sus franquicias a final de año.
INFOGRAMA
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