Con el 86% de las mesas escrutadas, la fuerza peronista Fuerza Patria, encabezada por el gobernador Axel Kicillof, alcanzaba más del 46% de los votos, frente al 33,8% de LLA, en unos comicios que renovaron 23 escaños del Senado provincial y 46 de Diputados.
La derrota adquiere un peso particular por el simbolismo de la provincia de Buenos Aires, que concentra el 40% del padrón electoral argentino y aporta más del 30% del Producto Interno Bruto nacional, lo que convierte a este distrito en un termómetro clave de la política argentina.
La participación ciudadana en la contienda alcanzó el 62,6% del electorado, superando las expectativas previas.
En medio del revés, desde el oficialismo buscaron minimizar el impacto. “Es una elección más, un paso intermedio que teníamos que dar y ahora tenemos más legisladores”, declaró la diputada de LLA Lilia Lemoine a la AFP.
El resultado se produce en un contexto complejo para el gobierno, que enfrenta un escándalo de presunta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad, que involucra a Karina Milei, hermana y principal asesora del presidente. A ello se suma la reciente decisión del Congreso de revertir por primera vez un veto presidencial, dejando firme una ley que amplía los fondos destinados a personas con discapacidad.
En el plano económico, el Ejecutivo comenzó la semana pasada a intervenir en el mercado cambiario, vendiendo dólares del Tesoro para contener la depreciación del peso, que se había acelerado pese a las altas tasas de interés.
Las elecciones bonaerenses se consideran un anticipo de lo que podría suceder en las legislativas nacionales de medio término del 26 de octubre, donde el oficialismo buscará mantener su influencia en el Congreso frente a una oposición fortalecida.
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