Por: Infograma / Edición Especial
¿Quién diría que el niño con gafas y cicatriz en la frente, el que combatía a Voldemort y volaba en escoba, también libra una guerra diaria fuera de cámara? Daniel Radcliffe, el inolvidable Harry Potter, es mucho más que un actor: es un ejemplo de superación silenciosa, un millonario humilde y un ser humano que ha aprendido a vivir con una condición que pocos conocen: la dispraxia.
La dispraxia, también conocida como Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC), no es un término que escuches todos los días en un programa de chismes o en las redes. No tiene fama como otras condiciones, pero eso no la hace menos real. Se trata de un trastorno neurológico que afecta la coordinación motora: escribir, abrocharse una camisa, atarse los zapatos… cosas simples que para Daniel han sido un reto desde siempre.
Radcliffe fue diagnosticado desde niño y aunque su caso es leve, la enfermedad ha dejado su marca. “Nunca fui el mejor en deportes, ni el más rápido, pero encontré en la actuación un refugio”, ha confesado. Y vaya que lo convirtió en su varita mágica.
Nacido el 23 de julio de 1989 en Londres, Daniel fue lanzado al estrellato a los 11 años con Harry Potter y la piedra filosofal (2001). La saga completa lo convirtió en uno de los actores jóvenes mejor pagados del mundo, con más de 96 millones de dólares acumulados solo por interpretar al joven mago.
Pero, a diferencia de muchos que se quedan encasillados, Daniel hizo lo contrario. Se quitó la túnica y salió a probarse como actor real: protagonizó obras en Broadway, películas independientes, dramas y hasta comedias oscuras. Su actuación en Swiss Army Man o The Woman in Black fue aplaudida por críticos que lo veían “más allá del niño de Hogwarts”.
Aunque evita exhibir lujos en redes sociales, el patrimonio de Radcliffe ronda hoy los 110 millones de dólares. ¿Y en qué invierte? En propiedades (posee apartamentos en Nueva York y Londres), donaciones a fundaciones, y también en apoyar nuevos talentos del teatro.
A diferencia de otros colegas, no ha llevado una vida escandalosa. Eso sí, en su juventud enfrentó un duro capítulo: el alcoholismo. “Usaba el alcohol para lidiar con la fama, con mi ansiedad. Me perdía”, confesó. En 2010, decidió dejarlo por completo. Hoy, se mantiene sobrio y centrado.
Hijo único de un agente literario y una directora de casting, Daniel viene de un hogar creativo. Su familia fue su apoyo durante los años más duros del rodaje de Potter. Actualmente vive con su pareja, la actriz Erin Darke, con quien mantiene una relación desde hace más de una década. En 2023, la pareja tuvo su primer hijo, y según él, “la paternidad le ha cambiado la vida”.
Porque en un mundo donde la gente solo ve lo que brilla, Daniel Radcliffe recuerda que detrás de cada estrella hay luces, pero también sombras. La dispraxia, el alcohol, la presión de la fama desde niño, la lucha por ser tomado en serio como actor… Todo eso pudo quebrarlo. Pero no lo hizo.
Él eligió enfrentar, madurar y contar su historia sin miedo.
Aquí en el Caribe estamos acostumbrados a ver las películas de Harry Potter pero pocos sabíamos que su protagonista pasaba lucha real. Y por eso, desde Infograma, lo decimos claro y sin maquillaje: Radcliffe es un verdadero guerrero. No necesita varita para inspirar.
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