El papa Francisco, líder de la Iglesia católica y referente mundial por su enfoque reformista y su cercanía con los más vulnerables, falleció este lunes a las 7:35 a.m. a los 88 años de edad. El anuncio fue hecho por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, quien expresó: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro santo padre Francisco”.
El pontífice, cuyo nombre de nacimiento era Jorge Mario Bergoglio, dedicó sus últimos días al servicio activo de la Iglesia. A pesar de su frágil estado de salud, participó de forma simbólica en los actos litúrgicos de la Semana Santa y Pascua, incluyendo una visita de 30 minutos a una prisión de Roma el Jueves Santo, su presencia en la basílica de San Pedro la noche del sábado, y la impartición de la tradicional bendición urbi et orbi el domingo de Resurrección. Aunque su discurso fue leído por un asistente, fue él quien impartió la bendición, exclusiva del pontífice, que concede la indulgencia plenaria.
Francisco fue el primer papa latinoamericano y jesuita de la historia, y su papado estuvo marcado por una firme voluntad de reforma interna. Buscó humanizar la estructura eclesial, acercarse a los marginados y construir puentes con otras religiones, especialmente con el mundo musulmán. Su papel como pacificador en medio de conflictos globales, como los de Ucrania y Medio Oriente, fue reconocido ampliamente.
Durante su papado, enfrentó una resistencia significativa por parte de sectores ultraconservadores de la Iglesia, especialmente frente a temas como el rol de la mujer, la inclusión de la comunidad LGBTQ+ y el celibato sacerdotal. A pesar de esto, para muchos católicos progresistas, sus reformas quedaron a medio camino.
Francisco también asumió como una de sus más grandes responsabilidades la lucha contra los abusos sexuales cometidos dentro de la Iglesia, aunque los escándalos continuaron saliendo a la luz en distintos países durante su pontificado.
El domingo, desde el balcón de la basílica de San Pedro, ofreció su última bendición pública ante miles de fieles. Luego, saludó brevemente desde el papamóvil y recibió en audiencia al vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, el último dignatario extranjero que lo visitó antes de su fallecimiento.
“Los últimos días de Francisco estuvieron dedicados a servir a la Iglesia, a continuar su ministerio hasta el final. No renunció, como algunos especularon. Siempre manifestó su determinación de ir hasta el último momento”, comentó Christopher Lamb, corresponsal del Vaticano para CNN.
El papa Francisco será recordado como un pastor de los pobres, un reformador incansable y una figura que llevó esperanza a millones desde su elección en 2013 hasta su muerte, justo al culminar la festividad más sagrada del cristianismo: la Pascua.
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